Ilustrar con niños puede llegar a ser una experiencia de aprendizaje bastante gratificante, ellos logran resultados gráficos y narrativos a los que en algunos casos difícilmente podríamos llegar, la expresión del trazo, la sencillez, la espontaneidad y la falta de condicionantes hacen que sus imágenes sean sinceras y con una riqueza enorme.
Cuando empezamos a aprender códigos, en su mayoría académicos, se empieza a perder toda esta riqueza, y volver a adquirirla requiere de tiempo y paciencia.
Distintas maneras de aprovechar el trabajo con niños:
1. Con niños pequeños se puede aprovechar las formas abstractas que hacen, para luego buscarles formas y complementarlas.
2. Hacer un cadaver exquisito es una buena manera de aprender de ellos, creando un personaje y poniendo las partes de la cara o el cuerpo por turnos, primero el niño y luego el adulto.